Joan Sebastià Martí

“Hay una Iglesia que nunca ha tenido la voluntad de ser ajena a la sociedad, sino al contrario”.


Joan Sebastià Martí
Ex-monje de Montserrat 
Activista gay
Barcelona


Joan Sebastià, fotógrafo de torsos bellos, erudito y hombre sincero, bendito amigo que vive de la experiencia también de Montserrat, es uno de los primeros que tuve claro que debía aconsejarme en este periplo lleno de preguntas a personajes interesantes. También porque fue quien me permitió encontrar un vínculo llano y desintoxicado de recelos entre una fe vivida con sentimiento y devoción, y una aceptación de las propias convicciones y deseos. Un hombre que vive con intensidad, que desea amar, que busca desde detrás de su objetivo la luz de Dios en todas las sonrisas de chicos de aquí y de todas partes, que fotografía en cualquier rincón de Barcelona.

¿Cuando sentiste el llamamiento de la fe?
De pequeño, con catorce años. En parte es por atracción a personas que yo admiraba. Yo formé parte de la Escolanía de Montserrat (Coro de niños cantores), desde muy pequeño, y fue progresiva mi voluntad de ser monje. Sin embargo, con muy buen criterio, ellos no dejan que comiences tu educación como monje inmediatamente acabando la Escolanía. Esto supondría que muchas vocaciones no fueran reales. Por ello dejan que pasen un tiempo en medio.

¿Hiciste ese receso, y qué más?
Cuando pasaron unos tres años, y pasadas experiencias femeninas glamurosas y satisfactorias, y viendo que por muy satisfactorias que fueran siempre quedaba un vacío en mi espíritu, llegué a la conclusión, con diecinueve años, que ser monje era lo que quería. Tuve que esperar este tiempo, si. El Padre Abad debe asegurar, y velar, para que las vocaciones sean la verdadera búsqueda de Dios.

Y acabaste de monje.
No es tan fácil. Primero eres postulante, después novicio, júnior y finalmente monje. Entre novicio y júnior haces los primeros votos simples, y entre cada paso de tu educación para llegar a ser monje, la comunidad vota si te admite de nuevo. Lo dejé cuando era júnior.

¿Por qué te replanteaste la situación?
La vida monástica es una escuela. Uno aprende a vivir en comunidad. Y para vivir en comunidad debes descubrirte primero a ti mismo, a vivir solo. Se requiere de una maduración de espíritu que yo en aquel momento no tenía.

¿Tuvieron que ver tus preferencias sexuales?
Es más duro estar solo, que no la ausencia de relaciones sexuales. Yo había estado muy protegido por la familia, muy ligado a mi madre. Tenía cuestiones por resolver que eran previas a mi vida monástica… y la soledad fueron los principales motivos que me hicieran replantear mi entrada en el monasterio.

¿Conociste casos de homosexualidad en el Monasterio?
La vida de una comunidad numerosa, como es Montserrat, es un reflejo de la sociedad. Si en la sociedad hay homosexuales, en un monasterio también. En el caso de Montserrat, y a todos los casos que yo conocí, se les intentó dar una dimensión positiva a esta peculiaridad. A un sacerdote que acababa de cantar misa y se había licenciado en teología se le pidió, por ejemplo, que fuera a una especialización en pastoral dedicada a la homosexualidad, en Lovaina. Y no para que fuera una terapia para él, si no para que cuando se hubiera enriquecido con sus conocimientos, volviera a Montserrat para enriquecer la comunidad.

¿Montserrat lo favorecía, pues?
No es eso. Montserrat quiere tener monjes preparados para poder dar cualquier tipo de respuesta a las interpelaciones de la sociedad.

¿Y a tí, que respuesta te dieron?
No me hizo falta la respuesta. Constantemente, en un monasterio debes de hablar, y fiarte de las personas de tu entorno. Igualmente, debes saber lo que tu quieres hacer.

¿Por qué Montserrat mantiene este puente de diálogo y muchos otros no?
No tiene sentido que el Monasterio tenga un diálogo con los marxistas, e incluso con los franquistas, y en cambio no quisiera tener un diálogo con los homosexuales. La historia de Montserrat es esta, y se inicia con el Abad Oliba, que ya en la Edad Media, llena de luchas civiles, estableció el primer tratado de paz en Europa: la Tregua de Dios. Un día a la semana la gente no lucharía, los campesinos podrían trabajar la tierra, los animales pacer, la gente salía a rezar. Y de esta filosofía de Montserrat Catalunya bebió, siendo un símbolo de su identidad. Los monjes no acabaron mirando al cielo, sino que asumieron su responsabilidad como símbolo de esta tierra, y como a monjes al lado del pueblo.

El cristianismo no está reñido con la homosexualidad, pues.
La sentencia “amaros los unos a los otros”, que es la base del cristianismo, es igualmente válido en el caso de los homosexuales.

¿Entonces la Iglesia de qué tiene miedo?
La Iglesia no tiene miedo. Es la jerarquía. Tienen una especie de miedo a las personas, a perder sus cuotas de poder, a distanciarse de los poderosos. Hay, sin embargo, una iglesia como Montserrat que nunca ha tenido la voluntad de ser ajena a la sociedad, si no al contrario.

¿Qué sentiste al dejar el monasterio?
Dejé de vivir mi religiosidad en silencio para vivirla en el zumbido de la ciudad.

¿Es cierto que el Padre Abad Cassià Just acogía muy bien a los monjes homosexuales que habían dejado la vida monástica?
Sé que en alguna ocasión dijo, a algún ex-monje que a veces subía a Montserrat con su compañero, que fuera feliz, y que sobretodo se amaran mucho.

¿Y como se pasa de ser monje a ser activista destacado del Casal Lambda de Barcelona?
Desde siempre había hecho muchos servicios. Primero con los scouts, después con algunos grupos políticos clandestinos, después con la Unesco, y finalmente con el Casal Lambda.

¿Cuál es tu tarea?
Temas de tipo cultural, el archivo, la revista, coordino algunas exposiciones y charlas… quiero dar a conocer por un lado cuáles son las inquietudes más punzantes que puede experimentar un gay y mostrar que hay muchos ámbitos de la sociedad dispuestos a escuchar estas demandas.

¿Por que, uno puede ser gay, y practicante, a la vez, sin dificultad…?
Dios quiere que seas feliz, y Dios te ama tal y como eres. Dios te exige que seas un homosexual feliz, que tengas una plena realización humana, sexual y de intercambio de relaciones con tu entorno. Dios quiere que digan de ti: fijaos en él, que ama a los otros y es buen cristiano.

Se ha querido vincular la pederastia de algunos sacerdotes con la homosexualidad, en los últimos años.  
No tiene nada que ver una cosa con otra. Estos curas pederastas no sabemos si son homosexuales o heterosexuales. Tengo mis dudas razonables. Además, sienten atracción por unos adolescentes con expresión a menudo ambigua… se trata de un problema de madurez. Estos curas son personas inmaduras que buscan compensaciones afectivas donde no deben hacerlo.

¿El celibato influye en ello?
El celibato no significa nada. La mayor parte de abusos sexuales en nuestra sociedad se producen dentro de las familias y por parte de personas supuestamente heterosexuales y casadas. No tiene nada que ver con el celibato.

Entonces será que los medios de comunicación le dedican demasiado…
No, sólo que centran la atención en un punto y basta. Los medios de comunicación prestan demasiada atención al sexo, pero muy poco a la pedagogía de la violencia en el mundo educativo, que desemboca finalmente en una violencia de género y una manca de visión para resolver conflictos. Parece que esto no les interesa.