Francesc Torradeflot

“Es muy complejo hoy decir que las religiones van en contra de la homosexualidad. Técnicamente es imposible decirlo”


Francesc Torradeflot
Asociación Unesco 
para el diálogo interreligioso
Barcelona


Era necesario alguien que desde fuera. Que tuviera convicciones religiosas o no, no importaba realmente. Alguien que pudiera hablar de religión -mejor, de las religiones- y que me informara de qué diálogo existe entre las varias comunidades religiosas al respecto de la homosexualidad. Francesc Torradeflot, y la Asociación UNESCO, me permitían avanzar en estos aspectos, conocer cual era el debate sobre la homosexualidad en la religión, qué contactos y tendencias había, que discrepancias… Y la conclusión no es para armar una fiesta.

En su experiencia, ¿qué papel juega la homosexualidad dentro del diálogo interreligioso? 
Desafortunadamente no aparece demasiado. Nosotros, como Unesco, tenemos interés para que aparezca de algún modo el diálogo entre las comunidades, pero es una lástima que este no aparezca mucho. Queremos que se hable de la diversidad religiosa, y que se traten varios asuntos cotidianos desde una perspectiva general de igualdad entre todos los hombres, que es uno de los principios de la Unesco. Eso es fundamental para que haya diálogo.

¿El hecho que varias religiones hablen de homosexualidad le ha llevado a alguna situación comprometida?
Aún es pronto. Hablamos de este tema en uno de los números de la revista Dialogal. Había un conjunto de religiones que opinaban abiertamente del tema, e invitamos un musulmán inglés homosexual. Eso molestó a ciertos sectores de los lectores de la revista, y de hecho ha sido la única polémica que hemos tenido en muchos años.

 ¿Porqué no se habla más del tema?
Los grupos de diálogo interreligioso se encuentran una vez al mes aproximadamente, y ellos son los que tratan los temas de debate. Como no se ponen de acuerdo para tratar este tema, casi nunca entra en la agenda del diálogo. Y eso es porque se prefiere, en realidad, buscar temas de consenso. Este tema, aún hoy, genera demasiada controversia.

Pues debería ser uno de los más tratados.
Creemos que debemos ir en esta vía. Hoy en día el movimiento del diálogo interreligioso debe tener un corpus de debate suficientemente amplio, que incorpore todos los temas sociales: la pobreza, la ecología, la mujer, la igualdad de género… El objetivo final de la Unesco en todo ello es que las religiones, que forman parte de las culturas del mundo, respeten los valores de la Unesco y los hagan propios, y esto pasa por un respeto de los derechos humanos en general.

¿Y cuál es el problema?
El desafío es poder dialogar con los que no quieren hacerlo. Con todas las personas que provienen de una religión concreta y que vienen a dialogar, el primero que debe hacerse es potenciar y trabajar a partir de lo que uno, no de lo que separa. Así, cuando el debate sea más maduro, se podrán iniciar nuevos temas.

Entonces, ¿como es su papel de moderador?
Asistimos a los grupos, tomamos nota, e intentamos hacer de mediadores. Nos hemos encontrado con discursos religiosos que criminalidad la homosexualidad y esto es una dificultad, porque nosotros, como Unesco, tenemos muy claros nuestros valores, pero no los podemos imponer en un grupo de diálogo. Si rompiéramos esto perderíamos el puente de diálogo. Por eso tenemos otras vías, como por ejemplo los talleres de derechos humanos para comunidades religiosas donde se debate sobre los derechos humanos en general. Además hay trabajadores de campo, que explican los derechos humanos en general. Esto nos permite, por ejemplo, entrar en comunidades religiosas sin hablar explícitamente de temas como la homosexualidad. Hablando de los derechos del hombre en general ya es un gran avance. Son metodologías de desradicalización que nos permitan difundir el mensaje de la Unesco.

¿Consiguen resultados?
Poco a poco. La Unesco no quiere cambiar la doctrina de cada religión, sino que lo que quiere es que puedan adaptar valores para poder hacer que avance su religión. Uno de los temas que se ha conseguido por ejemplo, es la condena de la violencia armada.

¿Las religiones son contrarias, en general, a la homosexualidad?
Ahora hay tantos grupos que es complicado hablar de religiones. Existen además, muchas comunidades independientes. Tu mismo y unos amigos podríais crear una nueva forma de religiosidad y espiritualidad. No podemos objetivar esa respuesta. Es muy complejo decir hoy que las religiones van en contra de la homosexualidad. Técnicamente es imposible decirlo. Solo lo diríamos desde la ignorancia.

No me negará que, quizás las más seguidas, sí que tienen un discurso contrario.
Así es. Las religiones tradicionales y más extendidas tienen un discurso contrario a la homosexualidad. Pero sociológicamente hablando, las religiones ya no son mayoritarias. La práctica de la religión es escasa. Los datos demuestran que en Francia solo uno 10% de los musulmanes practica. En Catalunya, entre los católicos, sólo un 6% va a misa a menudo, y de este 6% la mitad no hace todo lo que dice la Iglesia.

Y en todo esto, ¿dónde queda la libertad?
En base a la libertad del hombre y del artículo 18, que recoge la libertad de pensamiento, consciencia y religión, debemos ser conscientes de la libertad dentro de cada religión para que las diferentes corrientes tengan diálogo, que les permitan progresar o cambiar. Las comunidades evolucionan. Algunas comunidades que ahora no aceptan la homosexualidad puede ser que la acaben aceptando.

Pero, por mucho que las comunidades lo acepten, si no viene desde arriba, no habrá un paso adelante.
La forma de organizar las comunidades es diferente. Solo los católicos y los testigos de Jehová son piramidales. La iglesia católica se basa en la obediencia estricta del superior. El rector de una parroquia lo escoge el Obispo, que escoge el Papa. Otras confesiones como los musulmanes son más democráticas. Los judíos, por ejemplo, son democráticos cuando escogen el presidente de la comunidad. Incluso el Rabí lo contrata la propia comunidad. Es decir, que debe hacerse un trabajo desde las comunidades, parroquias, mezquitas… para ir introduciendo los derechos del hombre, y por tanto los derechos de los homosexuales, en el día a día de las religiones.

¿Existen comunidades ejemplares, en este sentido?
A mi siempre me ha merecido un gran respeto el Monasterio de Montserrat. ¿Cómo es posible que Montserrat tenga esta gran tradición de acogida y aceptación de la homosexualidad, desde hace muchos años, y en cambio la doctrina lo prohiba? Esto indica que las religiones evolucionan para mejorar.