Alejandro Eliyahu

“La negación de la propia expresión del amor es una forma de alejarse del resto de las personas, de uno mismo, y también de Dios” 


Alex Eliyahu 
Judío Observador, estudiante y activista gay 
Tel Aviv 


Jai Anguita, de la Sinagoga Bet Shalom me recomienda que hable con Alejandro, que es estudiante en Tel Aviv y judío observador. Con él tenemos una conversación fluida y cordial. Me habla de su experiencia, de sus anhelos. Pensaba que las pocas intervenciones del judaísmo que pudiera conseguir serían poco comprensivas con la comunión entre homosexualidad y práctica de la fe. Nada más lejos de ello. A veces, después de hablar y conocer comunidades y religiosos de otras confesiones, uno no se siente tan distinto. Con Alex Eliyahu me pasa esto. 

¿Cómo puedes ser un buen judío y ser homosexual a la vez? 
La pregunta tal vez no sea tanto cómo es posible ser Judío y gay al mismo tiempo sino si es factible integrar la identidad gay cuando la espiritualidad de uno es Judía o, enunciando la cuestión de otra forma, si resulta posible ser gay y Judío observante (religioso) a un tiempo. 
Existen muchos varones gays que son Judíos pero que de ninguna forma practican la tradición o que no se encuentran vinculados a esta (aunque se encuentran unidos emocional y culturalmente), entre ellos el potencial desajuste que podría producirse con respecto a su espiritualidad y su orientación sexual no existe, o al menos lo han resuelto a través del camino del laicismo. 
Para aquellas personas que deseamos guardar nuestra tradición y que sentimos un vínculo espiritual con el Judaísmo (además del cultural y emocional), la respuesta a esta pregunta puede diferir y vendrá determinada por muchos factores externos e internos. Cuando una persona gay se descubre y comienza el proceso de integración o ajuste de su orientación sexual se encuentra inmersa en un marco social, cultural y vivencial que condicionará todo el proceso y su resultado. En el Judaísmo las diferentes esferas de la vida de cada persona, debido a que constituimos una minoría, se desarrollan en entornos muy dispares y además las comunidades Judías gozan de una independencia plena por lo que abordan los diferentes aspectos de la Halajá (o ley Judía) de formas muy diversas posicionándose libremente en todos los asuntos de la vida cotidiana. 

¿Y en tu caso? 
Si he de dar la respuesta que yo vivo, la que yo siento, he de afirmar rotundamente que es posible ser gay y Judío observante. La respuesta a cómo hacerlo la encuentra cada persona, en mi caso es a través de una postura Progresista, que bajo mi óptica es el movimiento dentro del Judaísmo en el que una persona gay y su familia pueden integrarse con plena normalidad y desarrollar una vida igual a la de cualquier otro miembro de la comunidad (pudiendo tener una vida sentimental y familiar plenas dentro del seno de esta). 

¿Es compatible con la ley, la Torah, el Levítico, u otros libros? 
Tal y como apuntaba con anterioridad, dentro del Judaísmo existen múltiples posturas con respecto a cada uno de los asuntos que debemos afrontar en nuestras vidas. Todas estas posturas se agrupan en corrientes (Jaredismo, Jasidismo, Mitnagdismo, Ortodoxia, Conservadurismo, Progresismo, Reconstruccionismo,...) y cada persona encuentra de esta forma un espacio en el que integrar su espiritualidad. 
Las relaciones entre personas del mismo género, en este caso los varones gays, no escapan de ninguna forma a la discusión entre corrientes y dentro de ellas mismas. El análisis e interpretación de los textos relacionados con las personas que aman a personas de su mismo género (principalmente en Vayikrá-Levítico- 18:22 y en algunos pasajes del Talmud) han generado que durante mucho tiempo existan discusiones de cierta intensidad y que las posturas de cada movimiento se modificasen (aunque no es el caso de todas). Es de sobra conocido que la lectura de un pasaje aislado de la Torah puede conducir a una interpretación errónea de su contenido, así ha sucedido precisamente en este caso, pues la famosísima prohibición de las relaciones entre varones se encuentra expresada en el contexto de la idolatría y no en el de las relaciones humanas. La alusión a las relaciones sexuales entre varones, y en la literatura posterior también entre mujeres, hace referencia a la prostitución sagrada que realizaban muchos pueblos en la antigüedad por lo que fuera de ese contexto no puede aplicarse, esta es una de las múltiples interpretaciones que existen, y constituye la base para diversos niveles de prohibición con respecto a las relaciones entre varones o para la plena aceptación de las mismas. 

Pero no se prohibe el amor entre los hombres… 
En ningún momento se prohíbe en la Torah el amor entre dos hombres o dos mujeres y sin embargo se ensalza en otros libros del Tanaj (comúnmente conocido como biblia Judía). Me refiero por supuesto a Ruth y Noemí o a David y Jonathan, aunque de ninguna forma quiero que se interprete que estoy afirmando que mantenían una relación gay o lésbica respectivamente pues dichas identidades, tal y como las concebimos, son actuales y no podemos interpretar a través de un texto cual era su relación, simplemente podemos colegir de los relatos relacionados con estas personas que se realza el amor (emocional) que una persona siente por otra y que en estos casos se trata de dos personas del mismo género. A mi parecer ha constituido un error histórico el interpretar que se trataba de relaciones homoeróticas y tratar de justificar de esta forma la existencia de las identidades gay y lésbica en el pasado (en el periodo que pudiéramos denominar bíblico). Por supuesto que en el pasado como en la actualidad existía un amplio abanico con respecto a la orientación sexual, pero no es posible legitimar un tipo de relación afectiva que no existía o que no tenía las implicaciones que hoy conocemos con respecto a las aspiraciones de la pareja, la estructura de las familias, las redes sociales, etc. 

¿Has tenido algún problema siendo homosexual y judío en el marco de las sociedades occidentales? 
La verdad es que siempre me he considerado muy afortunado en este sentido, mi entorno familiar y social (amistades, entorno profesional, etc) supo encajar adecuadamente mi orientación sexual, siendo necesario a veces algún pequeño esfuerzo y creo recordar solamente un problema dentro del mundo profesional. Por otra parte en la comunidad en la que crecí las personas gays no somos rechazadas ni apartadas de la misma, se trata de una comunidad pequeña en la que tradicionalmente han convivido muchas posturas y yo formaba también parte de dicha diversidad. Durante los últimos años también he estado integrado en una comunidad progresista donde he podido vivir mi realidad sexual con plena naturalidad y terminar de encajarla en mi existencia y en mi vivencia espiritual. Todas estas coincidencias han provocado que pudiese aceptar mi orientación sexual e incluirla en mi identidad, pero conozco a algunas personas que viven o han vivido situaciones muy duras, teniendo que mantener silencio, esconderse, negarse a sí mismos o apartarse de sus comunidades y familias 

¿Pero esto es normal? 
No, esto sucede casi en exclusiva entre los sectores más conservadores y es una rarísima excepción en los sectores más progresistas, yo al menos no conozco ningún caso. 

¿Y en Israel? 
Ahora estoy estudiando precisamente en Tel Aviv. En Israel la situación es muy buena cuando hablamos del mundo secular o civil (plena igualdad jurídica con respecto a las parejas heterosexuales, existe un movimiento ciudadano fuerte, campañas de concienciación públicas, etc de igual forma que sucede en muchos de los países democráticos occidentales. En el mundo observante tenemos la misma diversidad de la que hablaba con anterioridad, pero con la diferencia de que en Israel las posiciones más conservadoras son mayoritarias (hecho que no sucede en otros lugares). Sin embargo existen espacios dentro del mundo Judío observante de Israel donde los varones gays podemos sentirnos cómodos y plenamente integrados (también las mujeres lesbianas), se trata concretamente de las comunidades progresistas. 

¿No hay debate entre los conservadores? 
En algunas de las comunidades más conservadoras se pueden detectar los síntomas del debate interno latente, cuyo resultado de momento es que se mantiene la perspectiva del pasado pues es interpretada por estas comunidades como la postura adecuada (su postura oscila desde el silencio y la invisibilidad en los sectores más moderados hasta la condena total, pasando por posiciones intermedias de todo tipo. 

En los últimos veinte años, las religiones se han ido abriendo progresivamente a la homosexualidad, el papel de la mujer… ¿Como ha sido este proceso en el judaísmo? 
El judaísmo no es monolítico, carece de estructuras q centralicen el pensamiento, de esta forma es el pueblo Judío quien con el paso del tiempo ha construido y construye la tradición. Así que ningún avance puede realizarse de espaldas al pueblo ya que este constituye una parte activa. En este sentido debo reseñar una vez más que existen múltiples posturas con respecto a la interpretación de la Torah y por lo tanto también en lo concerniente a la orientación sexual de las personas que amamos a personas de nuestro mismo género. 
Si bien es cierto que en algunos sectores del Judaísmo se encuentra abierto el debate con respecto a su postura frente a las relaciones de parejas de hombres o de mujeres, en algunas corrientes la integración es ya una realidad diaria y en otras el debate fue cerrado incluso antes de ser abierto. En este sentido podríamos afirmar por lo tanto que algunos sectores del Judaísmo aun hoy se encuentran en proceso de integración o inclusión, pero que en otras corrientes es un hecho indiscutible, pues se celebran bodas de parejas del mismo género, hay Rabinos abiertamente gays o lesbianas en las comunidades, etc. 
Desde hace al menos cuarenta años (desde la década de los años 70) la Conferencia Central de Rabinos Americanos (CCAR), que es el organismo que aglutina a los Rabinos progresistas de los Estados Unidos de América, ha venido aprobando resoluciones destinadas a implementar los derechos civiles de las personas gays, lesbianas y bisexuales, así como a propiciar nuestra inclusión en las comunidades, escuelas rabínicas, etc. Desde el año 2000, y como resultado de muchos años de trabajo y discusión, la CCAR resolvió que debían oficializarse las bodas entre personas del mismo género, de tal forma que estas comenzaron a tener el merecido reconocimiento dentro del Judaísmo. 
Observando el panorama general, no me siento capacitado o poseedor de suficiente información como para valorar si el proceso de avance ha sido o será menos traumático al compararlo con otros conjuntos de creencias, lo que sí puedo afirmar es que el Judaísmo cuenta con un punto muy positivo a este respecto que es que la diversidad y la libertad son una realidad y eso permite que los pensamientos se estructuren y construyan con mayor flexibilidad (y siempre apoyándose en los deseos de las comunidades y en la tradición Judía). 

Una vez el Rabí Yosef Shalom Eliashuv dijo a un joven gay: “Tienes el doble poder de l’amor. Úsalo con cautela”. ¿Los rabinos tradicionalmente usan estas respuestas ambiguas en casos de homosexualidad? 
La literatura Rabínica se encuentra plagada de preguntas y respuestas con este tipo de estilo. Forma parte de la tradición que los Rabinos ayuden a las personas a encontrar sus propias respuestas y caminos, pero sin darles nunca el resultado pues estarían coartando la libertad del individuo. 
Incluso en el Talmud se pueden encontrar discusiones entre nuestros sabios en las que la postura con respecto a la prohibición de las relaciones entre personas del mismo género no queda totalmente clara. Recuerdo por ejemplo, que una de las preguntas que se plantean a este respecto en el Talmud es “¿Dónde se encuentra la prohibición (del sexo entre hombres)?” y esto no hace más que evidenciar que ya en el pasado no parecía estar clara la respuesta.

¿Donde se encuentra? 
Esta afirmación proviene de un Rabino Jasídico y fuera del contexto y la conversación en la que fue enunciada considero que es complicado saber qué quería decir con ello o cuál era su objetivo al expresarse de esta forma, aunque parece que dejó en manos del receptor de la misma la solución del “conflicto”. 

¿Qué te dijeron en tu caso?
En mi caso el Rabi de la comunidad, el Rabino James Glazier, fue el mismo quien al saber que yo era gay se dirigió a mí para decirme que todo estaba bien y que no había ningún problema pues en una época sentía una cierta intranquilidad con respecto al hecho de hablar públicamente sobre mi orientación sexual. Incluso en repetidas ocasiones he podido comprobar que la postura del Rabi de mi comunidad es plenamente inclusiva e igualitaria. Las respuestas tienen mucho que ver con la postura personal del Rabino y su posicionamiento frente a la Torah. 

Más palabras del libro Homosexuality in Orthodox Judaism: “Podemos odiar el pecado, pero también continuar amando el pecador. 
El concepto de pecado no existe en el Judaísmo, en nuestra tradición empleamos el término transgresión. Desde las posturas Jasídicas y Ortodoxas clásicas la “homosexualidad” (término que no termino de encajar plenamente) constituye una grave transgresión. Desde estas posiciones se considera que las personas fuimos creadas con, entre otros, el objetivo de rectificar nuestras almas durante nuestra estancia en este mundo. Existe el concepto dentro de estas corrientes de pensamiento de la “tendencia hacia el mal” y la idea de que cuando una persona es “homosexual” lo que debe hacer es rectificar dicha conducta o tendencia. De cualquier forma mi postura personal es que la identidad gay, como construcción actual, no tiene nada que ver con lo descrito en la Torah (la prostitución sagrada y otras prácticas idolátricas de la época) sino que se trata de una identidad contemporánea con aspiraciones emocionales, personales y familiares totalmente distintas a las que se describen en la prohibición mencionada. El amor es uno de los mayores regalos que El nos ha dado y que a través de este hecho se nos manifiesta o revela. Algunas personas fuimos “creadas” con una orientación sexual o del deseo hacia las personas de nuestro mismo sexo (está claro que se trata de una orientación y de ninguna forma de una opción), por lo tanto no es posible que exista tal prohibición pues nos privaría de manera absoluta de la expresión del amor y de Su presencia. 

El Rabí Aaron Feldman, de Baltimore, dijo que los homosexuales “no practicantes” tienen un importante rol en la sociedad judía, y los judíos serán juzgados por sus acciones, no por su orientación. Que las acciones son prohibidas, pero no la naturaleza. Se trata de una respuesta similar a la de la Iglesia católica. 
Esta afirmación posee diversas variantes con matices y es el fundamento de la creencia de que las personas con una orientación sexual hacia nuestro propio género fuimos creadas de esta forma para resistir y vencer en la lucha contra dicho impulso y que es eso lo que se nos trata de inculcar a través del enunciado recogido en la Torah (en Vayikrá-Levítico- 18:22). En este sentido hablar de un“homosexual no-practicante” es como hablar de un “heterosexual no-practicante” o de un “ser humano no-practicante”. Son conceptos que no tienen lógica pues los seres humanos somos entes integrales, vivimos inmersos en nuestra realidad (o realidades) y no existe la posibilidad de despojarnos de ella sin provocarnos un “desequilibrio”, somos entres que vivimos en el mundo y vivimos dentro de nuestros cuerpos y con todos nuestros atributos. 
La verdad es que no puedo compartir dicha postura pues considero que es cruel afirmar que una persona ha sido dotada de un atributo innato para “luchar” contra ello a lo largo de toda su existencia, con las consecuencias que ello lleva parejo. En mi opinión la negación de la propia expresión del amor es una forma de alejarse del resto de las personas, de uno mismo y también de D-o, pues el requerimiento es “vivir conforme” a la ley y no “anularse” a través de ella (Vayikrá-Levítico- 18: 5).